Existe un hogar en nuestro pueblo donde se vive a diario cada festividad, Semana Santa, el Corpus, las Cruces y ahora la Navidad.
Me imagino a Juan José, de mayor, similar a este niño que como un "tendero" vende ilusiones, con su muestrario, su casa de puerta para afuera, su casa de puerta para dentro.
En su afán de crear, este año ha seguido elaborando nacimientos con cada vez más encargos, tarea ardua que compagina con sus estudios, que saca adelante: el del colegio, los de familiares, los de amigos...Y ha participado en el concurso de fachadas adornadas de Navidad. En su sano empeño en esta empresa ha ido colocando por cada rincón cada pieza que ha elaborado con sus manos y su imaginación. Diseñar no es fácil para un niño de 9 años, crear es el impulso que le lleva adelante, el mérito es la constancia, la habilidad y la generosidad que impregnan cada una de las piezas que crea.
Para mí es un niño muy grande, en todos los sentidos, lo quiero mucho, es mi amigo.
Esa tarde-noche hacía mucho frío, avistábamos lluvia, pero el niño colocó a conciencia los paraguas para salvaguardar los regalos.
Su "tienda" de ilusiones estaba lista para ser admirada.
Los niños son los reyes en estas fiestas.
Me pareció ver que su "escaparate" era un cuento de Navidad, a la altura de Dickens, de los sueños que tuvimos los que ya dejamos de ser niños. Se volvía a repetir esa carga de sentimientos e ilusiones que fueron forjando nuestra vida y la de nuestros mayores.
Y a la vez, volvíamos a ser niños, dentro o fuera de los cuentos que nos acompañaron de mano de nuestros padres, los que aún guardamos, los que jamás olvidaremos, cuentos de verdad, donde la magia estaba servida y crecimos con ese toque de sentimentalismo que hoy en día tiende a desaparecer.
Por suerte hay niños que se entusiasman con la magia que ponen en cada objeto que crean.
"Yo tenía tanta rosa de alegría,
tanto lirio de pasión,
que entre mano y corazón
el Niño no me cabía.
Dejé la rosa primero.
Con una mano vacía
-noche clara y alba fría-
me eché a andar por el sendero.
Dejé los lirios después.
Libre de mentiras bellas,
me eché a andar tras las estrellas
con sangre y nieve en los pies.
Y sin aquella alegría,
pero con otra ilusión,
llena la mano y vacía,
cómo Jesús me cabía
-¡y cómo me sonreía!-
entre mano y corazón"
José María Pemán.
"Agranda la puerta, Padre
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame por piedad;
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar..."
Unamuno.
24 de diciembre del 2022.