Yo acompañaba a mi abuelo a la huerta de Cervera, ese paraje cercano a la Cabeza del Mijo donde aproximadamente unas 40 personas, de Terrinches y Puebla, cultivaban su parcela de tierra en aquel lugar tan fértil.
Y todo esto me viene a la memoria porque hace unos días pasé por allí y vi carrizo, higueras, zarzamoras y un sinfín de vegetación que anulaba la vista de la tierra que un día ayudó a tantas familias.
Estaban todos los tajones limpios y no existía ningún manantial en forma de fuente o noria, que va. Digamos que Cervera, con forma de cárcava, recogía entre sus paredes el agua que manaba de la piedra, y el labriego, con mimo, la alojaba en charcas hechas con barro que alimentaban su pedazo de tierra.
Sí que recuerdo una pequeña charca en el tajón de mi abuelo donde un enorme paraíso lucía su admirable porte.
Íbamos, mi abuelo y yo, un niño de unos 6 años, en una galera tirada por un par de mulas, los perros de mi abuelo iban detrás. Eran días de fiesta para mí, ir a Cervera significaba tanto.
El camino de Cervera se coge tras pasar el cementerio, la segunda senda que encontramos a la izquierda.
Llevábamos basura recogida de las cuadras y un montón de moscas. La basura enriquecía la tierra que albergaría las hortalizas.
A la hora de sembrar íbamos con la borrica y las "aguaeras", cuatro de lona, donde llevábamos la merienda, el agua y la planta.
Mi abuelo encajaba sus piernas entre ellas y las mías apenas llegaban a las delanteras. El viaje se me hacía eterno pero a mí me encantaba ayudar al abuelo, quién me iba a decir que tantos años después aún seguiría echando huerto, la tradición se lleva en un rincón del alma.
Me viene a la memoria una serie de dichos que al uso decía mi abuelo, pues antes no se citaban las fechas. Eran los refranes y la tradición las que nombraban las tareas, así algunas eran:
"Para Santiago, los primeros tomates"
"Alzar la tierra para las basuras" (o lo que es lo mismo, cuando llegue octubre)
"Echar la olla el día del Ángel"
"La aceituna para San Antón", aunque siempre se comenzaba tras los Reyes, mucho más tarde que en Andalucía.
"En pasando la Cuaresma se esquila al borrico"
"Los garbanzos, para la Virgen de agosto"
¿Y qué frutos recogíamos? Tomates, pimientos, habetones, patatas, ciruelas, peras, brevas e higos, membrillos...
Teníamos un ciruelo, un peral, higueras blancas, tres membrillos y el enorme paraíso citado antes.
Mucho me he debido dejar en el tintero, pero siento que al citar lo aquí escrito devuelvo a Cervera parte de su esplendor, el que subyace bajo la vegetación que hoy la protege, solo que es imposible oir las voces de las gentes, los recuerdos se esfuman, se pierden si no los nombramos. Queden las palabras recogidas en este texto a la memoria de mi abuelo Aquilino Medina Rubio.