En las fiestas señaladas nos juntábamos más de 20 monaguillos, era mediados los años 70. Fui monaguillo durante 6 años,
desde los 6 a los 12.
El cura era D. José Mónico Navarro Lara conocido por todos como "peseta"
Misiones teníamos pocas y siempre las hacíamos los mismos, ayudar al cura, traer las vinajeras, tocar la campanilla, leer la letanía, rezar el rosario, encender el incienso, asistir al párroco en la unción de los santos óleos.
El elevado número de monaguillos se debía a que D. José había comprado una máquina de diapositivas y nos las ponía en el salón de la iglesia, además de dos futbolines a los cuales jugábamos por turnos y encima gratis.
La iglesia permanecía por aquella época casi toda el día abierta con lo cual la gente pasaba cuando quería, a diario. D. José vivía en la casa del cura, con su asistenta, la abuela de "Josete" que se llamaba Pepa.
Como ustedes pueden imaginar que con una media diaria de 7 monaguillos, sin contar que los partidos de fútbol que se jugaban en el atrio, la revolución de niños que había y lo que ello traía consigo de travesuras y desmanes, raro era el niño que no había probado las "tortas" de D. José.
Recuerdo, y no solo en una ocasion, que el cura paraba la misa, se quitaba la casulla, se remangaba los hábitos y salía al atrio a interrumpir los partidos de fútbol, se adueñaba del balón y repartía un par de "hostias", esta no consagradas, y volvía al templo con la pelota bajo el brazo, la dejaba en la sacristía y continuaba la misa. Y luego por las tardes nos devolvía el balón y jugaba con nosotros.
Tambien había un gran escobón de heno con cañas empalmadas con cuerda con las cuales quitábamos las telarañas de los santos.
Detrás del altar había una pequeña alacena donde se guardaban las pastillas del incienso que en la Semana Santa se encendía en el incensario, a mí me gustaba hacerlo porque me atraía ese olor.
Por aquella época D. José compró un equipo de música que conectaba con 4 altavoces que colocó en la torre que creo que aún están pero no sé si funcionarán, muchas tardes y los domingos ponía música religiosa.
Recuerdo otra anécdota en que el nieto de su asistenta, Basilio, se perdió y todo el pueblo estuvo buscándolo y durante más de 10 horas al día permanecía puesta la canción "Se marchó" luego afortunadamente apareció a los 2 o 3 días, estaba escondido en un pajar.
En aquellos entonces había misa de mañana (la temprana) y de tarde, era el cura el que daba la catequesis y las clases de religión en el colegio, pero eran los sábados y los domingos cuando nos abría el salón de los futbolines y mientras hacíamos turnos para jugar podíamos echar partidas al ajedrez, damas y dominó, pues nos compró todo tipo de juegos
Nos tenía a toda la juventud activa.
Recuerdo jugar, cuando no había misa, al escondite dentro de la iglesia , en las escaleras del coro, los más avispados en la torre, y otro lugar era, y a mí me daba respeto, el sótano de la sacristía donde se guardaban candelabros rotos, velas deterioradas, el catafalco para las misas de cabo de año, que era como un ataud tapado con una colcha negra que se usaba en esta celebración que es el funeral que se hace al año del fallecimiento de alguien.
Otro día seguiré con más anécdotas.
Podéis participar con vuestros recuerdos.